Mundo, de profesión marino y pescador, perdió dos falanges de los dedos de su mano derecha largando una volanta en el mar del Gran Sol, cuando los barcos eran de madera, la otra falange le mató a dos tíos y le dio una paliza a su madre cuándo ya era su madre. Naufragó tres veces y sobrevivió. Casó con Pilara, empleada de Tabacos y anarquista, que le dejó hace once años porque murió. Siempre estaban juntos. Tuvieron un solo hijo que murió hace veinte años y que les dejó un nieto que ayudaba a Mundo, junto a otro joven amigo y un rumano, en sus actividades con el pescado y el marisco…
Me decía:
- Lóis, naufraguéi tres veces na miña vida e unha fun a pique cando me deixóu Pilara…
Y los ojos, se le humedecían, sin llegar a llorar, probablemente por el humo del cigarrillo y, quizás, porque los hombres de entonces no lloraban…
Participó en los orígenes de Comisións Mariñeiras-Sindicato Libre de la Marina Mercante, lector empedernido, le entusiasmaba la música y nunca faltó a las celebraciones del 1º de mayo…
Completaba su miserable pensión vendiendo pescado y marisco de manera, digamos, irregular. Yo contactaba con él para conseguir alguna cosa y charlar. La última vez, a finales del año pasado.
- Mundiño, necesito uns “pateiros” para mañán ou pasado…Cándo poidas.
- Ven mañán, cedo, as nove…
A las nueve estaba yo por allí.
- Qué tés…
- O que vés..
- Póis levo aquelas catro fémias…
- Non, déixa as fémias e leva eses dóus machos. Fáime caso a mín…
Y siempre el mismo ritual, rematando con una visita al bar del puerto.
- ¡Toño, pónlle aquí ao amigo o que queira e a mín o de sempre…!
- Qué carallo é eso que tomas na taza, Mundiño.
- É “bifiter” e séntame como dios…
Con las manos en los bolsillos de su chaqueta, un cigarrillo en la boca, caminando lentamente y mirando al suelo, lo veía pasar muchas veces por el andén de Riazor. Yo le llamaba y le saludaba desde el coche: ¡¡Mundo!!. Él miraba, hacia dónde procedía el saludo y sin verme, estoy seguro, hacía un gesto con la cabeza como de devolución del saludo y seguía caminando.
Sus ojos nunca perdieron brillo, ni su mirada profundidad, ni altivez, pero con una sombra de tristeza desde que le dejó Pilara.
Recuerdo que decía Pilara: “Non ó, non hai homes como o meu”… Mundo, era un señor mayor cuando le conocí, seguía siéndolo y ha muerto esta noche pasada.
In Memoriam.
No golfo ártabro, na anoitecida do día 21 de xullo de 2009
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