Resulta que en España la educación es un derecho y es “obligatoria y gratuita”, según la Constitución (sin pecado concebida). Resulta que el Tribunal Constitucional, que lleva tres años deletreando la palabra nación para ver a qué sabe, no tiene tiempo para siquiera plantearse si es inconstitucional que de la educación pública gratuita hayamos pasado a una educación concertada: privada y algo menos gratuita. Resulta que gran parte del dinero de la escuela pública –la única que garantiza la igualdad de oportunidades– se está gastando en colegios concertados. Resulta que eso pasa en todas las autonomías, las del PSOE y las del PP. Resulta que algunos de esos colegios actúan como los porteros de las discotecas y reservan el derecho de admisión; que ponen pegas a esos niños que no son tan blanquitos y les dicen a sus padres que la cuota de la APA es cara, que hay muchas actividades extraescolares, que se lo piensen mejor, que el público es más barato.
Resulta que varios colegios católicos concertados de Sevilla dieron con la puerta en las narices a diez niños porque no había plazas. Resulta que los padres pidieron amparo a la Justicia y el juez ha sentenciado que no tienen derecho a ese colegio, entre otras cosas, porque no han demostrado de forma “esencial e ineludible” su fe católica. Resulta que los niños mártires han acabado en un colegio público y sus padres están escandalizados: “No van a celebrar la Navidad”, dice ofendido uno de ellos.
Resulta patético, por no decir algo peor. Pero como en cualquier resultado erróneo, el fallo está en el inicio de la suma. En España, la educación es un derecho, y es gratuita. O eso dice la Constitución.
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http://www.escolar.net/MT/archives/2009/11/su-carencia-de-fe-resulta-molesta.html
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